Rodolfo era un conejo friolero,
Esa era una verdad tan grande
Como grandes eran las orejas
de Rodolfo.
En invierno aunque las protegiera
con guantes, las orejas siempre
le dolían.
Y por eso Rodolfo decidió un invierno,
robar toda la nieve caída en el bosque.
Para que así la primavera llegara antes.
Rodolfo, recogió y recogió nieve, pero
no por ello la primavera llegó antes.
Así que triste y con frió, Rodolfo tuvo
que conformarse con abrigarse un poco
más hasta que la primavera llegara.